lunes, 19 de diciembre de 2011

PARA LIDERAR EL GRAN CAMBIO EN EL PERU

Se necesita un líder político urgentemente
Un líder es el que está junto a su pueblo solucionando problemas, previniendo conflictos. Un líder no es autoritario tampoco alguien improvisto de un plan, junto a su pueblo soluciona los problemas actuales y se proyecta al futuro.

Cuando no hay conexión directa de la masa con el político, entonces, hay un problema, predomina lo que algunos denominan “mensaje por encargo”. En el flujo de lleva y trae, el mensaje no solo es tergiversado; generalmente es convenientemente, digamos  sutilmente arreglado a interés particular. Hay fricciones de los operadores donde campean intrigas, chantajes y sabotajes soterrados; a menudo el aludido no se da por enterado sino hasta que se le restriega en la cara.

Es extremadamente aleccionador lo que está ocurriendo en el Perú unos empresarios acostumbrados a un “modus operandi”  utilizando prensa para hacerse prevalecer de cualquier manera pero del otro lado unos operadores que le hacen reverencia con atenciones inusitadas, cuando lo correcto fuera que el Presidente trace francamente una línea divisoria entre el antes, durante y después de su mandato;  ¡eh ahí la ausencia de un líder!

A decir de algunos líderes empresariales, de los grandes, “nosotros sabemos lo que debe hacerse” y “tiene que hacerse lo que nosotros decimos…” si pues, con la plata se hace lo que se quiere, mas aún en estos menesteres precisamente cuando hay escasez de liderazgo presidencial.

Es curioso cuando se dan las cosas, “no compaginaban los ministros” se dice, (después de haberlos bajado), ese es pues, el costo de la Democracia, de la concertación; empiezan un poco descoordinados, luego van aprendiendo y se consolidan “todas las sangres”. Recordemos a Aída García Naranjo, después de la dura prueba que tuvo que pasar, asimiló bastante y ya se estaba posesionando como una de las mejores. Ah, pero no, eso es el peligro, hay que avivar los fuegos…y justo aprovechar el momento preciso para desembarcar a los “caviares”.

Pero… si, no pasa nada, ¿por qué preocuparse? “son lo mismo”, “es la continuación”; ahí está Nadine, (la querida por todo el pueblo), saludando y dando atenciones a los nuevos; para la foto, para que vea el público; pero por dentro tiene que haber sido un “temblor”; la imagen que se proyecta es contrario a lo que se vive, siempre es así. ¿Se imaginan los embrollos que generan esos ajetreos? Después de lo avanzado; nuevas caras, nuevos planes, nuevas estrategias, sucesivas renuncias del personal de confianza, sucesivos nuevos nombramientos. ¿Cómo que no pasó nada? ¿Y el tiempo perdido? ¿Y el gasto ocasionado?

Los promotores de las medidas “efectistas” no se cansarán de decir: “el costo del desgobierno hubiera sido altísimo”, pero… ¿Cuál desgobierno?; donde hay conflictos, el pueblo esperaba y espera que su líder, su presidente, acuda para juntos discutir y acordar lo mas conveniente para todos. Pero…nuevamente los asesores: “no vayas Presidente, esos campesinos están furiosos te pueden hacer daño”, el pueblo puede enfurecerse contra un traidor, pero con su Presidente que está solucionando los problemas a brazo partido con su pueblo ¿Qué daño podría hacerle? Temerle al pueblo, es no estar convencido de lo que se quiere hacer.

Un líder que se aparta de su pueblo, pierde legitimidad de ser su fiel representante. Los operadores oficiosos que contactan con las masas, juegan a su conveniencia particular, por lo general, en la práctica, son altamente comerciables.

El líder  encasilla al enemigo en sus propias contradicciones, ausculta con precisión los deseos, debilidades y fortalezas de sus representados, encausándolos a la victoria. Los  líderes conducen a sus pueblos hacia la consolidación de objetivos largamente esperados.

Ignacio Moreno Reyes
19/12/2011














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